Objetores de conciencia en Argentina

Relatos: Apremios ilegales y torturas

"Le pegaron un tiro a Luís…"
3983: BEGHE, Luís Ángel, Clase 1955.


Relato de Daniel Hugo Olmi (clase 1958) sobre lo que sucedió el año 1978 con Luís Ángel BEGHE (Clase 1955), mientras estaba en la Escuela de Artillería en Campo de Mayo.

Estuvimos juntos con él Héctor Scigliano y yo. Allí había un Suboficial Principal de apellido Quiroga que demostraba abierta animosidad hacia los testigos de Jehová. Por su contextura física tenía como sobrenombre “El chancho”. Sus propios compañeros de armas le tenían miedo. En los párrafos finales, hay mas detalles de que clase de persona era y como terminó. Luís trabajó con este suboficial en finanzas

Un día, a poco de finalizar su guardia, el Suboficial Principal Quiroga mandó a llamar a que Luís se presente en el casino. Quiroga estaba en su habitación vistiéndose de civil.

Según me relató Luís, cuando llegó le dijo “esperame que me estoy terminando de vestir, pasá, pasá nomás”.

Mientras Quiroga se cambiaba en el baño, Luís lo esperó en el dormitorio. Vio unas corbatas y comenzó a probárselas diciendo “hace tanto que no uso una corbata de estas, cuántas corbatas tiene princi* (diminutivo de Principal)

Mientras se estaba probando una de las corbatas enfrente de un armario que tenía un espejo de cuerpo entero, de repente ve a Quiroga aparecer por atrás con la pistola reglamentaria apuntándole (no recuerdo si en el cuello o la cabeza), él lo mira a través del espejo y dice “cuidado princi, que las armas las carga el diablo” y Quiroga le respondió “¿y si te hago boleta ahora? Te puedo pegar un tiro tranquilamente y decir que vos te estabas escapando por la parte de atrás del cuartel”.

Por lo visto Luís se dio vuelta, puso la mano delante de él, intentando apartar la pistola y allí Quiroga disparó perforándole la mano.

Evidentemente un disparo en el casino de Suboficiales fue un escándalo.

Luís empezó a gritar “que hizo, que hizo” y por el ruido, el susto y el dolor perdió el conocimiento, a partir de allí se acuerda muy poco excepto que lo estaban llevando al Hospital Militar allí en Campo de Mayo, donde lo curaron. Estuvo unos días y cuando se recuperó lo regresaron al calabozo con nosotros.

Estuvo bastante tiempo vendado, siendo curado periódicamente y después un periodo de recuperación en la mano, con una pelotita de tenis o de goma con la que ejercitaba esa mano, porque uno o dos dedos le quedaron rígidos.
De todas formas nunca pudo recuperar el uso de esa mano.

Luego quisieron que el firmara una declaración donde decía que “el soldado BEGHE, clase 55, mientras estaba recibiendo instrucciones de manejo de un arma, se le escapó por accidente un tiro y le atravesó la mano”.

Por supuesto Luís se negó.

Esto sucedió a mediados de 1978, poco tiempo después del incidente Luís fue trasladado al IPFFAA. Y quedamos Héctor Scigliano y yo en la unidad.


Sobre el Suboficial Principal Quiroga. Despreciaba a los Testigos de Jehová y eso se manifestaba porque cada vez que él entraba de guardia, que era un par de veces por semana, a las 8 de la mañana nos hacía sacar todo lo que teníamos, colchón, colchoneta, mantas, nos hacía tirar un cilindro de agua (de estos que traían del rancho con comida), en los pasillos y los calabozos.
Así que teníamos que quedarnos parados, en cuclillas, caminando, no nos podíamos sentar porque estaba todo mojado.

A las 8 de la noche recién devolvía todos los elementos después de hacernos escurrir y secar bien cada calabozo. No era una medida de higiene, era odio. Después de las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana nos hacía hacer toda la ronda del relevo de guardia, acompañándolo a los soldados, no nos dejaba dormir. Dormíamos vestidos, porque a las dos horas volvíamos de nuevo.
Esto en verano o invierno.

Esto demuestra su animosidad contra los Testigos, y no sé por qué principalmente contra Luís.

Este hombre era parte de un grupo de inteligencia, equipo de fuerza de tareas, de un grupo de élite. Era corpulento, una persona que inspiraba temor con solo verlo. Ellos salían a hacer rondas por las calles, en los caminos, razzias, y ahí vaya a saber qué otras cosas más. Salían con los camiones Unimog, uno o dos de ellos, y ellos iban en un Ford Falcon, al que le decían “el dorado”.

El incidente del tiro y el que Luís se negara a firmar la declaración de que como soldado estaba recibiendo instrucción de arma, a él le costó la carrera. Estuvo dos meses en el cuartel “enchufado” bajo arresto, sin poder salir, solamente hacía guardias. Según se supo no pudo ascender a Suboficial Mayor, que era el próximo y último rango que podía tener.

El año 2007 nos encontramos con Luís, y me comentó que años después se cruzó con Quiroga en pleno centro, en la avenida Corrientes, cerca del obelisco. Luís lo reconoció, lo llamó “princi”, y este se detuvo, quedó como impactado y cuando lo vio, bueno, lo abrazó, le pidió perdón por lo que le había hecho, puso su cabeza en el hombro del Luís y comenzó a llorar, allí en la vía pública, pidiéndole perdón, diciéndole que si había tenido cierta bronca hacia los testigos y demostrado animosidad era porque estaba mal informado con relación a nosotros, que le habían llenado la cabeza.  Quiroga le comentó que estaba trabajando para una empresa de seguridad, como guardaespaldas. Luego se supo que murió en un tiroteo, bueno, el que a espada mata, a espada muere, tuvo un final violento.

Luís no solo recibió daño físico permanente, también psicológicamente eso lo afectó mucho. 

A pesar de eso, lo importante aquí es destacar la generosidad de Luís al perdonar al que lo agredió. Sabemos que no es fácil.

 

* Luís trabajaba en Finanzas, bajo la supervisión de Quiroga, de allí el trato con algo de confianza, y el que lo tratara de "princi".


Nota: Este y el otro relato sobre el mismo incidente son complementarios. Ambos son sobre recuerdos de hace muchos años.
Lamentablemente Luís Beghe falleció durante la pandemia.