Incorporado de sorpresa…
MOLINA, Egidio Ramón, Clase 1959.
Fui incorporado para fines del mes de marzo del año 1978.
Por lo general el ejército mandaba una carta con la fecha en la que deberíamos
presentarnos para la incorporación. Mi número de sorteo era el 777, teóricamente
me tocaba aviación. En un comunicado por radio dijeron que a los que no les
había llegado la carta deberían presentarse a la brevedad. Hacía mucho calor
para esa fecha, así que fui con ropa liviana al Distrito Militar de La Plata,
creyendo que informarían cuando presentarme, pero me incorporaron ese mismo día.
De allí nos llevaron a al cuartel de Regimiento de Patricios en capital. Esa
misma noche nos subieron a un tren, viajamos toda la noche, el día siguiente
llegamos a Bahía Blanca.
No pude comunicarme con mi familia para avisarles donde estaba, fueron 4 meses
en los que mi familia no pudo saber donde estaba, si seguía vivo o no, ya que
estábamos en plena proscripción.
Después que me ordenaron ponerme la ropa en tres ocasiones delante de todos los
soldados del batallón y negarme las tres veces ordenaron llevarme al calabozo.
Agradecí a Jehová por estar en esa instancia y mantenerme integro, creía que
solo tenia que aguantar tres meses en el calabozo y luego me mandarían a
Magdalena. Sabía que allí había varios hermanos y que seria más fácil aguantar
estando acompañado también de jóvenes siervos leales de Jehová.
Pero no fue así, me esperaba un largo tiempo en ese calabozo. Especialmente los
días de otoño e invierno serían los más difíciles ya que estaba con ropa de
verano. Siempre agradecí a Jehová que me cuidara a no enfermarme debido al frío.
En cada oportunidad que tenía hablaba con todos lo mas posible de Jehová y lo
que su reino haría… es decir predique más estando preso que estando libre.
Por experiencia pude ver lo real que es Jehová, mis sentimientos eran los mismo
que el de Job. Si bien ya estaba bautizado todavía tenía que verlo y conocerlo
más de cerca. Vivir esos días de mi juventud fue para mi todo un gran honor y un
gran privilegio, como estoy seguro que lo fue para todos los jóvenes siervos
leales de Jehová que vivieron experiencias similares
Después de 14 meses de ser el único testigo preso en ese lugar llegaron dos
hermanos que eran de la clase 60; José Alberto Fotti que era de Olavarria y el
Néstor García, el era de Punta Alta y el único testigo de Jehová en su familia,
su padre era opositor.
Vivimos momentos memorables juntos durante 8 meses, la humildad de José Fotti y
la determinación de Néstor García me dieron un gran envión para seguir adelante.
Lo digo sin dudar, los ojos de Jehová estaban sobre mí.
En febrero de 1980 me despedí de mis mejores amigos y hermanos ya que me
trasladaron al Penal Militar de Magdalena.
Fui juzgado por un tribunal militar para mediados de año 1980.
Ellos siguieron presos ahí en Bahía Blanca, luego supe que fueron trasladados a
Campo de Mayo y para el año 1981 los trasladaron al Penal Militar de Magdalena.
Fue un momento inolvidable volver a verlos en aquel momento para entonces ya no
estaba solo, Jehová me había dado la compañía de mas de 200 jóvenes leales
presos en ese lugar.
Cumplí condena el 20 de enero de 1982
Cuanta razón tenia el rey Salomón cuando bajo inspiración dijo “Acuérdate ahora
de tu magnifico creador… en los días de tu juventud.